sábado, 29 de diciembre de 2007

Dos médicos españoles cuentan sus investigaciones en traumatología


N. RAMÍREZ DE CASTRO
MADRID. Los traumatólogos Pedro Luis Ripoll y Mariano de Prado forman un tándem indisoluble que está impulsando el desarrollo de técnicas cada vez menos agresivas y más eficaces en Traumatología. Su base de operaciones está en Murcia, en el Hospital San Carlos y en la Fundación Amical, creada para impulsar avances en el tratamiento del aparato locomotor.
Son dos pioneros de las técnicas de mínima invasión que no se pudieron resistir a la utilización de ese preciado tesoro biológico que son las células madre. En Francia, Philippe Hernigou, del Hospital Henri Mondor de París estaba obteniendo muy buenos resultados, la literatura médica mundial recogía casos puntuales para fracturas no consolidadas y necrosis de la cabeza del fémur. «Su potencial era muy atractivo para tratar enfermedades y lesiones que no tenían una respuesta eficaz con los tratamientos convencionales», recuerda Ripoll.
Paso a paso
Pese a la experiencia internacional, Ripoll y De Prado empezaron paso a paso. Primero, con la investigación animal, y después, con los mejores resultados obtenidos en modelos animales, pasaron a los primeros pacientes con fracturas de difícil curación.
El objetivo era curar hueso con hueso. Las células madre utilizadas en Traumatología proceden de la médula ósea, del interior del hueso. «En realidad llevábamos mucho tiempo utilizándolas, sin saberlo. Al fin y al cabo, poníamos células madre cuando hacíamos injertos de hueso».
La cantidad de células que podía desprender un injerto sí cambiaba. Para que la terapia sea eficaz se necesita un concentrado celular determinado. Un sistema de centrifugado permite obtener la dosis necesaria para conseguir eficacia terapéutica.
En agosto del año 2006 regeneraron un fémur necrosado con las células madre obtenidas de la médula ósea del paciente. Era la primera vez en España que se recurría a la terapia celular para atajar una necrosis de la cabeza femoral. Esta enfermedad cruel afecta a personas jóvenes, carcome el hueso y deja sin vida al fémur. «Hoy es la técnica de elección; se ha generalizado, tanto en la Sanidad pública como en la privada». La tasa de curación alcanza el 95% cuando la lesión se detecta a tiempo, antes de que avance la necrosis en el hueso.
En apenas dos años el equipo de Ripoll, en colaboración con Javier Vaquero del Gregorio Marañón de Madrid, ha acumulado un centenar de intervenciones en cadera, rodilla y hombro, así como defectos del cartílago y pseudoartrosis. En este tiempo han perfeccionado sus intervenciones y han aprendido a utilizar la misma concentración de células para obtener los mejores resultados.
Ripoll está convencido de que las células madre «aún no han tocado techo en Traumatología». Pero advierte del riesgo de correr demasiado: «Las células madre no son un pegamento que pueda usarse como ayuda a cualquier técnica traumatológica. La técnica tiene unas indicaciones precisas: fracturas no consolidadas, pseudoartrosis y necrosis de la cabeza del fémur. Estamos en contra de la utilización aleatoria de las células madre».
El entusiasmo por la terapia celular ha llevado a algunos especialistas a intentar indicaciones diferentes o como ayuda para lesiones complicadas con el tratamiento del ligamento cruzado. «Como médico no apoyo estas prácticas. Debemos trabajar con cautela y sin euforia».
No confía en recurrir a las células madre cuando todo falla. «No debemos pensar en ellas como un tratamiento a la desesperada. Es una terapia de elección».
Sin tornillos ni implantes
Se puede soñar con que algún día las inyecciones de celulas madre sustituyan a las prótesis cuando la artrosis avanza. Quizá dentro de 50 años el conocimiento sobre el funcionamiento celular sea mayor y se puedan dejar de utilizar implantes metálicos y tornillos en las cirugías de traumatología.

«Hoy todavía es un sueño».
Mientras que las células madre ganan terreno, en la Fundación Amical tienen como próximo objetivo ofrecer una solución eficaz y económica a las lesiones del cartílago articular. Las lesiones de este tejido, que evitan el roce entre los huesos, tienen un difícil tratamiento. Su apuesta pasa también por las células madre, pero con una técnica especial que utiliza unos cilindros, cargados de las células reparadoras. Si se demuestra su eficacia podría sustituir a los cultivos y trasplantes de condrocitos, las células que forman el tejido cartilaginoso.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Una ocasión perdida para algunos... la de rectificar

Recogemos la noticia aparecida en Terra, que como es sabido ha fomentado la investigación sobre las células madre embrionarias. Que yo sepa (y reconozco que puedo equivocarme) no han puesto el mismo interés por dar noticia de las opiniones de Shinya Yamanaka, director del equipo japonés que dirigió la investigación de la nueva vía: la principal razón por la que abandonó la vía de las células embrionarias era de carácter ético. Puede ser que sea católico y obedezca las directrices vaticanas... pero más bien me inclino a pensar que es un honesto científico que valora el valor de la vida humana y no utiliza las personas como conejillos de indias.

Un debate a flor de piel marca el futuro de la medicina
La solución a las enfermedades que nos acechan en el siglo XXI -cáncer, alzheimer, diabetes- vendrá de la medicina regenerativa, pero a la hora de recomponer los órganos dañados los científicos se topan con dilemas éticos que el reciente hallazgo de una nueva fuente celular -la propia piel humana- puede ayudar a superar.Partidarios y detractores de la clonación terapéutica se han puesto por primera vez de acuerdo, aunque sea sólo para calificar como un hecho histórico que un equipo japonés y dirigido por Shinya Yamanaka y otro estadounidense y dirigido por Junying Yu y James Thomson haya logrado reprogramar células de la piel para que actúen como si se tratara de células madre embrionarias.'El presidente está muy complacido', dijo una portavoz de la Casa Blanca horas después de que las revistas 'Science' y 'Cell' publicaran el 20 de noviembre los resultados de la investigación.Y mientras Geroge Bush creía ver avalada su cruzada contra el sacrificio de embriones en aras del avance científico, en el Vaticano el presidente de la Pontificia Academia para la Vida, Elio Sgreccia, se felicitaba de que ya 'no será necesaria la clonación terapéutica de los embriones'.'Se sabía ya que del estudio de las células adultas se obtenían resultados mientras que de las embrionarias no se ha obtenido nada', dijo Sgreccia, que pidió además que todos aquellos que han 'invertido dinero y aprobado leyes sobre las investigaciones con células embrionarias sean capaces de reconocer errores y dar marcha atrás'.Pero la respuesta al Vaticano vino desde los mismos Thomson y Yu, quienes a pesar del éxito alcanzado alertaron del peligro de abandonar otras vías de producción de células troncales.'

Personalmente no creo que sea una buena idea abandonar las investigaciones en células madre embrionarias. Esto es sólo el inicio y debemos entender bien la similitud de estas células con las células madre embrionarias', dijo Yu al presentar su investigación.Y Thmoson fue igual de categórico: 'No me gusta la idea de terminar (la investigación sobre células madre embrionarias). Creo que a ambas se les debería permitir competir en el universo científico y poco a poco los científicos de forma natural' se decidirán por una u otra.

En una entrevista con Efe, el presidente de la Sociedad Internacional de Bioética (SIBI), el médico español Marcelo Palacios, se mostró también muy cauto ante las expectativas generadas en noviembre dado que su plasmación clínica es aún muy lejana y se deben eliminar riesgos como el hecho de que 'en una línea celular se encontraron restos de retrovirus y en otra un oncogén'.Para Palacios, es positivo que los críticos con la clonación terapéutica vean 'satisfechas sus reservas éticas' con la vía abierta en Kioto y Wisconsin, pero la investigación con células embrionarias no se detendrá.

'Desde una perspectiva de los pacientes, cualquier línea de investigación, sean células embrionarias, fetales o adultas, que conduzca a una terapia que pueda tratar una enfermedad, mejorarla, curarla, no debe confrontarse con otra. Todas son útiles', subraya.Y en ese sentido recuerda que a este avance 'no se hubiera llegado nunca si no se hubiera investigado antes con células madre embrionarias', como lo prueba que el propio Thomson fuera en 1998 el pionero en la obtención de células troncales a partir de 'embriones sobrantes de la fecundación in vitro'.

Frente a esta postura, la Iglesia defiende la investigación sólo con células madre adultas porque la destrucción de embriones humanos es un 'grave desorden moral' y supone 'suprimir deliberadamente un ser humano inocente'. Ya en 2003 el Vaticano advertía de que 'nadie puede hacer jamás el mal para lograr un bien' y alertaba de un nuevo peligro: la partenogénesis y la creación de embriones quiméricos humano-animales por medio de técnicas de transferencia nuclear. Esa posibilidad, así como la eventual creación de seres humanos clónicos o robotizados, ha sido invocada para denunciar toda investigación con embriones humanos y es un motivo de alarma que, sin embargo, Palacios ve más relacionada con la literatura que con la realidad. Las investigaciones celulares, dice el presidente de la SIBI, son muy complicadas y serias y es prácticamente imposible que, como alimenta la imaginación popular, haya científicos escondidos en una cueva o en una isla como la del Doctor Moreau.'Una investigación de este tipo no la hace el Frankenstein con cucurucho en la cabeza o el científico majara en su laboratorio...esto se hace con grandes equipos, presupuestos, con dotación adecuada, con respeto a los derechos de patentes, con luz y taquígrafos... No es posible hacerlo -bromea Palacios- con una bombilla de 40 vatios y en un bodegón'.

sábado, 15 de diciembre de 2007

Entrevista a Pablo Argibay

Pablo Argibay es médico, investigador, dirige el instituto de Ciencias Básicas y Medicina Experimental del Hospital Italiano de Buenos Aires, fue el primero en hacer trasnplantes de páncreas y duodeno en Argentina y ahora también trabaja con células madre. Escribió un libro claro y conciso sobre todas estas cosas: para que lo entendamos todos.



¿A qué se dedica el Instituto de Ciencias Básicas y Medicina Experimental que usted dirige en el Hospital Italiano?

Este es un instituto que resuelve problemas que generan los médicos prácticos. Por más básica que sea la investigación que se hace acá, el objetivo final es siempre que sirva a la medicina humana. Prácticamente avanzamos en seis líneas de investigación en células madre. Trabajamos con células madre embrionarias y con células madre adultas de médula ósea o de cordón umbilical. Siempre a nivel experimental, en ningún caso todavía aplicado a un ser humano, sino exclusivamente con ratones o con cultivos. Lo que más nos interesa es conocer los mecanismos por los cuales una célula X se puede transformar en una célula capaz de reemplazar un tejido dañado. En mi caso particular me interesa generar neuronas.

En su libro dice: "Por el momento no comprendemos bien los mecanismos que hacen que una célula madre embrionaria se transforme en otra célula. En numerosas ocasiones en el laboratorio esto se controla, pero también es cierto que el potencial de estas células de originar tumores es alto" ¿por qué se generan tumores?

En el medio fisiológico normal, que es un útero, hay un montón de señales que vienen de la madre, del ambiente y un programa genético que determinan el desarrollo que un embrión tiene que seguir. Si todo va bien, esos embriones van a terminar siendo una persona. Esas sustancias que intervienen en ese medio natural son miles y miles. Cuando queremos reproducir ese proceso en el laboratorio, al no conocer todas esas señales que normalmente están en el útero de la madre, tenemos una información parcial. Esa información parcial a veces nos ayuda y podemos lograr la célula que queremos, pero muchas veces se produce un tumor (llamado teratoma = tumor monstruoso) que también se da en los seres humanos: nace un niñito con una deformación en la cual aparecen hueso, neuronas, pelos, un montón de tumores que fueron células embrionarias que no siguieron el programa normal y que, enloquecidas, empezaron a producir todos los tejidos. Esto es lo que muchas veces pasa cuando uno le pone una célula embrionaria a un animal adulto. Por eso es que el paso hasta llegar a usar estas terapias en seres humanos requiere muchísima investigación para conocer este fenómeno.

¿Cuáles son las oportunidades que tiene la Argentina de avanzar en este tipo de investigaciones?

La Argentina es un país, y esta es una opinión tremendamente personal, muy peculiar. Si bien en algunas tecnologías y terapias ha sido muy de punta, Argentina siempre parece oscilar entre la libertad total: grupos que pueden ofrecer la cura de cualquier cosa en programas de televisión de tardes enteras o, el otro extremo, entidades gubernamentales que pasan años hasta aprobar un proyecto: nos piden más de lo que pediría el país más desarrollado del mundo. Siempre oscilamos entre dejar a la gente hacer cualquier cosa o poner trabas tremendas con las que cuesta mucho desarrollar algo. Creo que eso es porque se traen políticas de otros lugares y la Argentina es un país con un contexto muy especial. Buenos Aires tiene, en algunos lugares, índices de mortalidad infantil equivalentes a los mejores del mundo, pero hay otros lugares del país con índices peores que los peores lugares del mundo. Entonces hay que fijarse muy bien y no copiar recetas de otros países que acá no van a servir nunca.

¿Debemos esperar mejores y más confiables avances de otros campos de la medicina que de la Medicina Regenerativa?

Sin lugar a dudas. Hay campos de la cirugía muy prácticos que están avanzando de forma revolucionaria. Todo lo que tenga que ver con tecnología médica, física, ingeniería, electrónica: en esos campos las variables son bastante más simples de manejar y avanzan con un potencial tremendo. Es el caso de los órganos artificiales, la visión artificial... Un terreno que avanza siempre mucho más rápido que el de la curación es el del diagnóstico. En muy poco tiempo vamos a tener métodos diagnósticos que nos van a permitir conocer si una persona va a tener una enfermedad con muchísimos años de anticipación. Es impresionante lo que se ha hecho en los últimos diez años.

Resulta inquietante que exista información genética disponible en bancos de células y la que resulte de nuevos métodos diagnósticos ¿cómo se resguarda?

Este terreno no puede avanzar si no se tiene una bioética tremendamente moderna. Hoy es claro que no le podemos sacar una célula a un paciente y estudiar los genes si no le informamos a ese paciente específicamente qué gen se va a estudiar. Y después hay que destruir la muestra, de ninguna manera se le puede pedir a una persona que nos de un tejido para seguir estudiándolo a futuro. Esa es la primer condición y la segunda, fundamental, es que esa información sea absolutamente confidencial. No se le podría entregar a una compañía de seguros la información acerca de las probabilidades que tiene una persona de padecer una enfermedad. Pero no sólo por los problemas éticos, sino por una cuestión metodológica: la información que tienen los genes siempre es probabilística. Podemos decir que una persona tiene un riesgo del 90 por ciento de padecer una enfermedad, pero siempre le queda el 10 por ciento. Mientras la biología siga sin ser determinista, y parece que no lo es, brindar ese tipo de información es muy difícil y desde todo punto de vista es falto de ética regalar, vender o comprar ese tipo de información. Habrá que hacer nueva legislación. En algunos lugares del mundo ya está muy avanzada.

¿Se suele confundir la ingeniería de tejidos con la medicina regenerativa?

Es la confusión más común, aún entre los profesionales. La ingeniería de tejidos busca hacer crecer células en un soporte, en un esqueleto. y consigue sus máximos desarrollos en la piel. La Medicina Regenerativa es la que tiene que ver con las células madre directamente: es tratar que el cuerpo, inyectándole células madre o estimulando sus propias células madre, regenere un tejido que tiene dañado. Desde el punto de vista técnico está mucho más avanzada la ingeniería de tejidos que la medicina regenerativa.

Se acaba de crear la Comisión Asesora en Terapias Celulares y Medicina Reproductiva de la que ud forma parte, ¿en qué está trabajando?

Esta es una comisión que no es normativa ni tiene poder policial. Lo que hace esta comisión es escuchar a quienes vienen a pedir información, brindar la evidencia científica disponible, asesorar a entidades como el INCUCAI o el ANMAT acerca de lo que se sabe de células. La idea es brindar información para que este tema no se maneje de manera oscura.

Hoy están prohibidas las terapias con células madre, las ofertas de tomar sangre de cordón y guardarla ¿son terapias potenciales?

Hay varias cuestiones: muchos de esos bancos de células madre de cordón ofrecen seguros biológicos que no están seguros de que puedan dar. No se le puede decir a una madre, que es vulnerable porque está por tener un bebé, que cuando su hijo sea grande va a poder tratar una enfermedad como el Alzheimer, porque hoy no hay ni siquiera el más mínimo vestigio de idea de que se pueda llegar a hacer eso. Tampoco es una práctica que se pueda prohibir porque en realidad es un material que después de cada parto se tira a la basura. Pero se va a tener que empezar a legislar la oferta errónea de información acerca de las células de cordón. No se le puede ofrecer a una madre "un seguro biológico para su hijo". Las células madre de cordón umbilical no son un seguro biológico porque en biología no hay seguros.

¿Si tuviera un hijo hoy Ud. conservaría las células ya sea en banco privado o en uno público?

Si tuviese un hijo hoy seguramente lo que haría sería donarlo a un banco público. El banco del Garrahan funciona bastante bien y dejaría mi sangre de cordón allí porque sé que si tuviera un hijo que necesitara células de cordón, ese banco me las conseguiría. Me parece que ese tipo de donación, la donación altruista, es la mejor. También entiendo a la persona que con un criterio más personalista la quiera guardar para sí mismo, no estoy en contra de esa idea, de la idea que estoy en contra es la de ofrecer fantasías a padres que son tremendamente vulnerables, porque no hay madre en el mundo a la que si le dicen que puede llegar a haber una posibilidad en un millón de usar esas células, no las guarde. Lo que no se puede hacer es mentirles.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Las células madre reprogramadas son capaces de frenar la distrofia muscular












ABC
MADRID. Científicos de la Universidad de Milán han logrado mejorar sensiblemente la distrofia muscular de Duchenne (DMD) en ratones de laboratorio mediante un tratamiento con células madre adultas humanas de donantes afectados por la enfermedad, modificadas genéticamente hasta corregir la mutación del gen causante del mal, que codifica una proteína llamada distrofina. La investigación, publicada en la revista «Cell Stem Cell», representaría un avance significativo hacia el desarrollo de una terapia génica que utilice células madre del propio paciente para tratar su enfermedad.
La distrofia muscular de Duchenne es un trastorno hereditario causado por una mutación en el gen que codifica la proteína distrofina, situado en el cromosoma X. Se trata de una proteína clave para el mantenimiento de las células del tejido muscular. La DMD cursa con una degeneración crónica de los músculos esqueletales, y suele provocar la muerte antes de los 25 años.
Los investigadores utilizaron una combinación de terapia génica y terapia celular. Primero aislaron células madre adultas, de la sangre o del tejido músculo-esqueletal de pacientes con DMD, y posteriormente las reprogramaron para corregir el gen de la distrofina. Dichas células madre reprogramadas fueron después implantadas en el tejido muscular de ratones a los que se había inducido una enfermedad similar a la DMD. La implantación de las células progenitoras musculares corregidas genéticamente dio lugar en los ratones a una recuperación significativa de la morfología muscular, de su funcionamiento y de la producción de distrofina.
Yvan Torrente, director del estudio, afirma que «los datos muestran que las células reprogramadas derivadas de los músculos o la sangre representan una posible herramienta para futuras aplicaciones de injertos basados en células madre en humanos con DMD». Los autores advierten, sin embargo, que serán necesarios más estudios antes de utilizar la tecnología en el ser humano.

La madre de todas las células

Es muy difícil tener éxito en la clonación (la tasa de fracaso en la clonación animal, era del 98%) y que las células «envejecen prematuramente» porque la transfusión del núcleo de un animal «viejo» a un óvulo «joven», da lugar a un «ADN viejo», tal y como pasó con Dolly, haciendo que envejeciera prematuramente y tuviera que ser sacrificada. La vía de la clonación, para obtener órganos, tejidos de pacientes, había quedado seriamente dañada, porque no se conseguía superar el problema del «envejecimiento».

Pero a finales de noviembre, el equipo de investigadores de la Universidad de Kyoto en Japón dirigidos por Shinya Yamanaka, ha logrado reprogramar simples células de la piel (baratas y fáciles de conseguir) hasta convertirlas en células madre adultas, que pueden dar lugar, en principio, a todo tipo de células, por ejemplo nerviosas o del corazón. Sólo estamos al comienzo de un descubrimiento, y no sabemos cómo actuarán en los pacientes células tan rejuvenecidas que al implantarlas pueden transformarse en tumorales (problema que también afectaba a las terapias con células madre embrionarias) pero ya hay una serie de vías de investigación abiertas que dan esperanzas a los científicos como para creer que podrían superar ese tipo de problemas. El doctor Yamanaka ha abierto sin duda una nueva puerta que ha dado esperanza a millones de enfermos en todo el mundo. No es de extrañar, que el padre de la oveja Dolly, el escocés Ian Willmut, haya optado por seguir la vía abierta por el doctor Yamanaka. Quién nos iba a decir que detrás de una marca se esconden, a veces, la historia de los descubrimientos científicos.

Las células madre adultas previenen arritmias cardiacas



-ABC-


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N. RAMÍREZ DE CASTRO-

Esta vez la terapia celular no regenera, ni siquiera intenta reparar el músculo del corazón dañado tras un infarto. Pero le protege de la taquicardia ventricular, la principal causa de muerte repentina tras un ataque cardiaco. Científicos alemanes publican hoy en la revista «Nature» un experimento donde demuestran que podrían prevenirse esas arritmias fatales con un implante de las poderosas células madre. Al menos, en ratones.


El equipo de la Universidad de Bonn demuestra que la estrategia es eficaz, tanto con células madre obtenidas de embriones (cardiomiocitos embrionarios), como de tejido muscular, una fuente que no plantea recelos éticos. Las células adultas se modifican genéticamente tras aislarlas del tejido muscular para que sean más eficaces y devuelvan la estabilidad eléctrica al corazón.
Cuando se produce un infarto, parte del tejido cardiaco se muere y deja una cicatriz que favorece la aparición de taquicardias ventriculares, la principal causa de muerte repentina tras un ataque al corazón. No hay ningún tratamiento eficaz que evite que el corazón se dispare y comience a latir de forma desorganizada hasta causar una «muerte súbita». Sólo los desfibriladores -dispositivos implantables- son eficaces, aunque se limitan a tratar la arritmia cuando aparece, no a prevenirla.





Estabilidad eléctrica



La Universidad de Bonn devuelve la estabilidad eléctrica perdida con una estrategia que no necesita embriones humanos. El grupo de Michael Kotlikoff y Bernd Fleischmann utilizó mioblastos, precursores de las células madre esqueléticas. Tras extraer y aislar los mioblastos con una biopsia del músculo, los modificaron genéticamente para que expresaran una proteína (conexina 43), clave en las arritmias.

Esta proteína consigue recuperar la comunicación entre las células musculares, la conexión que el infarto interrumpe. El corazón de los grandes infartados se queda con células y parches de tejido mal conectados. Al inyectar las células que favorecen la liberación de conexina 43, los investigadores lograron, de alguna manera, «rellenar» esos espacios para que pudieran contraerse y expandirse con regularidad. Así protegieron el corazón de la taquicardia ventricular.

Resultados similares obtuvieron al utilizar cardiomiocitos embrionarios, Con lo que las células adultas modificadas genéticamente evitarían el uso de embriones humanos, en el caso de que esta nueva estrategia se probara en pacientes reales. En experimentos anteriores, se había intentado prevenir la taquicardia ventricular con células madre adultas sin alterar genéticamente. Las investigaciones fracasaron.
Los experimentos, publicados hoy en «Nature», abren un camino esperanzador que algún día podría hacer innecesarios los desfibriladores implantables.

De momento, sólo se ha dado el primer paso. Es una idea brillante que debe demostrar si es reproducible en corazones humanos, con un ritmo de latido muy diferente al de los ratones.



*Extraído de ABC noticias.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Japón apuesta por la investigación en células no embrionarias.

Ojalá los políticos españoles (y los de otros países) se den cuenta de cuál es el camino del progreso, en el que se respetan al mismo tiempo la eficiencia y la vida humana. Este es el camino emprendido por Japón.

El gobierno japonés destinará unos 65, 4 millones de dólares USA en los próximos cinco años a impulsar el estudio de células madre no embrionarias, después de que el martes un grupo de científicos nipones diera un paso revolucionario para la comunidad científica, informó el sábado el periódico Daily Yomiuri.

A principios de semana, un grupo de científicos encabezados por un destacado profesor de la Universidad de Kioto, anunció su éxito en la reprogramación de células de la piel humana en células madre similares a las embrionarias, convirtiéndose así en uno de los dos pioneros (junto a un equipo de Estados Unidos) en conseguir crear células embrionarias pluripotenciales.

Japón espera acelerar el progreso alcanzado hasta ahora y establecer un marco para conseguir que el estudio se pueda poner en práctica, centrándose en la creación de células embrionarias humanas pluripotenciales y en las pruebas en animales (como monos), como parte de los estudios médicos para la regeneración celular, así como la creación de un banco de células embrionarias pluripotenciales, según las informaciones del periódico, que no facilitó el nombre de las fuentes.

Con este hallazgo, se elimina la polémica sobre la ética de utilizar y destruir células embrionarias.

En el año fiscal 2007 (que finalizará en marzo de 2008), el Ministerio nipón de Educación, Ciencia y Tecnología aceptará las solicitudes de investigación relacionadas con estudios para poner los descubrimientos en práctica. Según el periódico, el país también empezará a discutir los estándares de seguridad sobre la regeneración de este tipo de células. (Xinhua)

La opinión de un reconocido teólogo español

JOSÉ-ROMÁN FLECHA ANDRÉS (Publicado en El Diario de León, en el día de hoy)

EN los días pasados la prensa se hacía eco de unas noticias científicas importantes. Dos equipos de científicos han obtenidos células pluripotenciales humanas, similares a las embrionarias, a partir de la piel. Los protagonistas son el Dr. Shinya Yamanaka y sus colaboradores de la Universidad de Kioto (Japón) y el Dr. James Thomson, de la Universidad de Wisconsin (Madisos, Estados Unidos).

Como se sabe, desde hace una década se viene trabajando para obtener células madre o células troncales que puedan producir tejidos humanos con el fin de tratar enfermedades cardiológicas o neurológicas hoy todavía incurables.

Durante este tiempo, son muchos los que han logrado espléndidos resultados a partir de células adultas. Pero otros muchos seguían insistiendo en la necesidad de obtener esas células a partir de los embriones «sobrantes» producidos mediante las técnicas de la fecundación in vitro. Como reconocía en España el famoso informe de la comisión presidida por el Dr. César Nombela, esta segunda línea de investigación presentaba graves reparos desde el punto de vista ético. En una breve nota publicada en ABC el día 21 de noviembre el mismo Dr. Nombela asegura que los logros científicos recientes están aún muy distantes de la clínica humana. Además subraya que «más de 1.600 ensayos clínicos en el mundo con células madre adultas suponen una enorme ventaja a favor de éstas».

Por otra parte, Ian Wilmut, el productor de la oveja Dolly, ha manifestado al «Daily Telegraf» que la clonación humana «terapéutica» producida por transferencia nuclear carece ya de sentido ante la nueva posibilidad de reprogramar células adultas al estado de pluripotencia.

El día 23 de noviembre el diario «Avvenire» recogía declaraciones de Mario Mauro, vicepresidente del Parlamento Europeo, según el cual la Unión Europea debe paralizar las ayudas a la investigación sobre líneas embrionales. Afirma el ilustre político que hay que convencer al gobierno Europeo de que a nivel científico ha apostado por el caballo equivocado al aprobar esas ayudas. Ya en el año 2000 la Pontificia Academia para la Vida publicaba una «Declaración sobre la producción y sobre el uso científico y terapéutico de las células estaminales embrionales humanas». En ella se decía que «la ablación de la masa celular interna del blastocisto que altera grave e irreparablemente al embrión humano, deteniendo su desarrollo, es un acto gravemente inmoral y, por tanto, gravemente ilícito».

Evidentemente, no se trata ahora de presumir de haber tenido razón. Hay que apoyar a los científicos y darles una carta de confianza. Pero también hay que pedir a los políticos y a los grupos empresariales que consideren la necesidad de respetar la vida humana, también en su fase embrional. El ser humano, por «pequeño» que sea, no puede ser sacrificado para obtener otros beneficios.

viernes, 7 de diciembre de 2007

Dios ama al embrión: ¡Nunca más la tibieza!


Reproducimos aquí un artículo de Eulogio López en la que, junto a críticas duras a personajes de la vida pública española, se demuestra cómo se está produciendo un despertar de la conciencia de los españoles.


Siempre he admirado a aquéllos que saben hacer fama y fortuna a costa de las subvenciones públicas, quizás porque, exceptuando los descuentos conseguidos en mi juventud, en los viajes de RENFE por familia numerosa -‘mea culpa’, llegué a falsificar un carné- nunca he logrado acceder al maná de las regalías y privanzas estatales. Es éste para mí un terreno tan deseado como impenetrable, anaquel de mi fracaso en la vida, humillante sensación de ser un ‘pringao’.
Por eso, admiro tanto al ministro de Sanidad del Gobierno Zapatero, Bernat Soria, que logró convertirse en un “prestigioso científico”, también llamados ‘PC’, a costa de emplear embriones humanos como cobayas de laboratorio. Con ello ganó fama de ‘PC’ además de mucho dinero público, y todo ello a pesar de no haber logrado curar ni un resfriado aunque, eso sí, planteando hipótesis con mucho potencial de futuro. Ahora, una gallega valiente, Carmen Areoso -lo cuenta Santiago Mata, en un estupendo reportaje en Gaceta de los Negocios- ha denunciado al Banco Andaluz de Células Madre (BACM), el supergarito de Bernat, por matar embriones.
La verdad es que las dos leyes de corte nazi del Gobierno Zapatero permiten y promueven precisamente eso: la matanza de embriones humanos, es decir, de niños diminutos. Hablo de la Reforma de ley de Fecundación Asistida IV -verdadero origen de la matanza- y de la Ley de Investigación Biomédica. Pero ojo, la matanza de embriones comenzó con la popular Ana Pastor al frente del Ministerio de Sanidad del Gobierno Aznar, la misma que se enorgullece, aún hoy, de que fuera el PP, ella misma, quien abrió la vía de la “investigación con embriones” sobrantes de la FIV. Es decir, quien inició la matanza.
A lo que vamos: la matanza de embriones no ha curado a nadie; las células estaminales adultas sí. Bernat mantuvo el negocio abierto gracias a una curiosísima ficción, propia de un PC, de que las células embrionarias eran mucho más elásticas y totipotentes que las adultas. En efecto, tan totipotentes, que provocaban tumores. Al tiempo, una troupe de descerebrados -políticos y periodistas, ‘mayormente’- corearon al hoy ministro sustituyendo el concepto de embrión, primero por pre-embrión. Según ellos, por ejemplo Bernat Soria, la entonces ministra de Sanidad, Elena Salgado, o los editorialistas de El País y de El Mundo- el ser humano comenzaba a existir a los 14 días -ni al decimotercero ni al decimoquinto, miren por dónde- con la implantación, que es algo parecido a decir que el abajo firmante, el Eulogio, cambia de esencia cuando toma la línea 27 de autobús y se traslada desde su hogar a su trabajo, siendo que cuando ha llegado es otro ser, otro yo. Es igual, porque son ‘PC’ y pronto puede decir cualquier majadería si ésta conviene a su fama y a su bolsillo.
Pero el trabajo duro de la gran estafa corrió, cómo no, a cargo de los periodistas (¿Qué sería del mundo sin los periodistas?). Los más progresistas presentadores de TV comenzaron a hablar de “conjunto de células”, en lugar de embriones. ¿Y a quién puede ofenderle que se manipulen unas pocas células si, además, se hace en nombre de la investigación de la salud y con móviles terapéuticos? Un razonamiento, asimismo, de lo más científico. No hay más que pensar en nosotros mismos, que también somos “un conjunto de células”. Este postulado -científico, como creo haber dicho antes- siempre me ha parecido un poquito machista, porque implica considerar que los varones somos superiores a las hembras, por el simple hecho de que tenemos más células, somos más grandes. Una línea argumental que lleva a concluir que Casius Clay es mucho más persona que la madre Teresa, cuyo número de células era, reconozcámoslo, muy inferior, y quién sabe si de peor calidad.
Bernat Soria y otros PC, con el apoyo entusiasta de políticos y periodistas, profundizaron en tan singular pensamiento -y en tan pocas singulares subvenciones públicas a la matanza- y también recordaron que, cada minuto, los adultos perdemos células sin dejar de ser nosotros mismos. Y esto es bello e instructivo. En efecto, perdemos células, pero no troceamos el embrión original. Eso es igual que arrancarle una ramita a un naranjo. El propietario del mismo se nos cabreará un tanto, por haberle hecho perder un futura naranja y nos llamará al orden, pero se cabreará mucho más, y nos molerá a palos, si arrancamos la raíz del naranjo.
Con pensadores tan profundos, y tan espabilados, como Bernat Soria, no es de extrañar que ahora, cuando se ha descubierto que no necesitamos trocear embriones para terapia génica, sino que podemos utilizar células adultas, por ejemplo, de la piel, con las que no se mata a nadie, que previsiblemente generarán menos rechazo, y que no provocarán tumores como ocurre con las embrionarias, cuando, en resumen, se ha descubierto la monumental estafa de los embrionicidas, don Bernat, ni corto ni perezoso, decide dar la vuelta a la tortilla y ahora afirma que el debate resultará menos “agrio” y sin tantos “reparos morales”. Es decir, que no va a cerrar su matadero sevillano de embriones -seguramente lo hace para que no se pierdan tantos puestos de trabajo- y no va a proscribir la nueva ley FIV ni la de Investigación Biomédica. Prueba evidente de que no querían curar: lo que querían era matar, porque la muerte tiene una atracción mórbida muy superior a cualquier otro fenómeno vital, el sexo incluido. Sólo ese amor por la vida es más fuerte que la atracción de la muerte.
Ahora bien, ahora que el gran fraude ha sido señalado con el dedo, ahora que Benedicto XVI ha zanjado toda la discusión moral con su frase genial: “Dios ama al embrión”, conviene aclarar que -la polémica de los embriones comenzó a finales del siglo XX, con la puñetera FIV, insisto, origen de todos los males- en siete años de pugna dialéctica ha habido dos tipos de enemigos del ser humano. Los homicidas, es decir los progresistas, y los tibios. Tibios -algunos de ellos muy píos cristianos- son los que han jugueteado con el concepto de pre-embrión o con la necesidad imperiosa de «colocar a los embriones sobrantes del a FIV (“No se puede hacer otra cosa con ellos”)» o que simplemente, en el fragor de la batalla, se han subido al púlpito y han apelado al necesario respeto a la otra parte. Sí, debemos respetar a los homicidas en su tarea de asesinar a inocentes. Estamos en contra naturalmente, pero tenemos que respetar el oficio de matarife. Estamos en contra de Hitler, sí, pero tenemos que respetar el trabajo de los nazis en los campos de exterminio. Y lo peor es que la tibieza resulta especialmente grave en la sociedad de la comunicación, que por su exceso de información, que necesariamente obliga a seleccionar, el común de los mortales nos guiamos por los “argumentos de autoridad”. Por ejemplo, un cristiano de base -no de las comunidades de base- se guiará en esta materia por referentes cristianos, académicos, catedráticos e investigadores a los que sabe correligionarios. Pues bien, en la batalla de los embriones, alguna de esas autoridades se ha revelado tibia por mor de la presión ambiental. Para ser exactos, dolosamente tibios, incluso, dado que no cito nombres, decididamente cobardes. Lo digo porque ahora, cuando ha caído el telón, veo a muchos de ellos volver a defender al embrión, sin ambages ni equívocos, desde la concepción a la muerte natural. No les pido que hagan pública su rectificación, porque los de a pié tenemos poca memoria, y les aplaudo por su cambio de discurso. Lo que sí les pido es que no regresen, nunca jamás, a la tibieza. Les pido que, aunque todo el mundo -más bien el mundo y El Mundo- se sitúe en su contra -como ha ocurrido durante estos siete años de siglo- aunque defender al embrión pareciera -aún lo parece, pero algo está cambiando- una especie de radicalismo marginal que te expulsaba del proscenio social para recluirte en las cloacas, no caigan en la “tolerancia”. Y aunque te expulsen -qué horror- de la comunidad científica, la que otorga títulos de PC, de los partidos políticos con poder o del selecto club de periodistas ‘influyentes’, no se avengana “desdramatizar”. O sea, que no cedan a lo políticamente correcto, que no se callen, ni debajo del agua. Ya sabemos a qué nos llevó la tolerancia con los nazis. Además, no nos creemos la propaganda del enemigo. No son PC los que aplauden la utilización de embriones humanos, sino que son PC porque lo aplauden. Son PC porque aceptan manipular personas y los que no lo aceptan, pues no son PC, nadie los conoce y nadie les entrevista en los medios. Porque en la sociedad actual los “argumentos de autoridad” no son importantes, son, sencillamente, definitivos.
Por cierto, la batalla por el embrión no remitirá hasta que no se suprima la FIV o, al menos, hasta que se prohíba producir más embriones de los que se vayan a insertar en la madre y se prohíban los abortos selectivos. La muy progresista Alemania ya está en ello.
¿Nunca más el troceo de los embriones sobrantes de la FIV? No, nunca más la tibieza. Eulogio López

Aplicación con éxito de la nueva línea de investigación en ratas

Aunque hay todavía reservas sobre la efectividad de estas técnicas, con respecto a los posibles efectos negativos, se comienzan a cosechar los éxitos terapéuticos


Madrid, 7 diciembre 2007 (mpg/AZprensa.com)





Investigadores el Instituto Whitehead de Investigación Biomédica de Cambridge (Estados Unidos) han utilizado en ratones con una versión de la anemia de células falciformes, también conocida como anemia drepanocítica, células madre pluripotentes inducidas (iPS) similares a las células madre embrionarias y han conseguido aliviar los síntomas de la enfermedad.

El trabajo se publica en 'Science Express', la edición digital de la revista 'Science'. Los científicos del equipo de James A. Thomson en la Universidad de Wisconsin-Madison informaron hace pocos días también en 'Science Express' de la introducción de cuatro genes particulares en las células de la piel que conducía a que las células volvieran a un estado pluripotente en el que tenían la capacidad para desarrollarse en cualquier tipo de célula. En el trabajo actual los investigadores produjeron células iPS utilizando células de la piel de colas de ratones enfermos para después reemplazar el gen que participaba en la anemia con una versión sana utilizando un método que se dirige a genes específicos. Una vez que las células iPS se hubieron desarrollado en células madre hematopoyéticas, que podían producir células inmunes y de la sangre, los investigadores las transfirieron a los ratones, donde las células comenzaron a generar células de sangre sanas. Los síntomas de la enfermedad de los animales mejoraron entonces notablemente. Los autores advierten que el uso de células iPS en los tratamientos humanos aún requiere que se superen obstáculos muy importantes. Al añadir los cuatro genes para la reprogramación celular o reemplazar los genes defectuosos en las células enfermas, por ejemplo, podrían producirse efectos no deseados que llevaran al cáncer. Los investigadores señalan además que necesitarán desarrollar métodos seguros para afrontar estos y otros problemas antes de que las células iPS puedan ser tenidas en cuenta para su aplicación en terapias dirigidas a humanos

Entrevista a Carmen Ochoa


Reproducimos aquí una entrevista a Carmen Ochoa, embrióloga y vicepresidenta de la asociación para el estudio de la biología de la reproducción. Nos causa lástima que entre personas tan relevantes en el ámbito de la medicina siga existiendo la comprensión del embrión como una "cosa", un "bien útil". Menos mal que, por lo menos, la Doctor Ochoa admite implícitamente que la batalla de la investigación en este ámbito ha sido claramente vencida por la línea de las células madres adultas. Admite que no se abandonará la investigación con los embriones, pero se llevará a cabo en otras líneas. Ojalá se pusiera fin a esas cámaras en las que se almacenan embriones congelados. Es uno de los grandes pecados de nuestra época. No juzgo la intención de quienes usan esas técnicas, porque creen hacer el bien en aras del progreso científico y de la salud de tantos pacientes, pero los embriones son seres humanos, ¡personas!


"No hay que crear falsas expectativas pero es importante que la sociedad conozca los avances para que se generen grupos de opinión". Así recibió la investigadora Carmen Ochoa la noticia de la posibilidad de obtener células embrionarias de la propia piel. En su opinión, aunque es una noticia de gran calado, habrá que esperar hasta que su aplicación sea una realidad. Éste será uno de los temas que se tratarán en el seno del III Club de Debate de DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA y Cadena Ser, que acogerá Artium desde el miércoles.


¿Cómo se ha acogido por parte de los investigadores este avance?
Si es cierto que se puede llegar a lograr, sería algo genial. Nadie quiere utilizar embriones para obtener células madre porque además de los debates éticos, no es sencillo.
¿Por qué?
Bueno, obtener resultados a partir de la piel no será nada fácil tampoco, pero hay mucha más disponibilidad de células cutáneas que de embriones humanos. El problema que tienen los embriones es que son escasos. Piel tenemos en abundancia y si la cosa saliera mal podría repetirse muchas veces hasta que se lograra el objetivo de crear una célula madre, es decir, con capacidad para regenerarse.
¿Se abandonaría la línea de investigación embrionaria?
Los embriones pueden ser utilizados para investigar otras muchas líneas, no sólo en la obtención de células madre. El debate no está en sí una cosa sustituye a la otra.
Es decir, que los embriones siguen siendo necesarios.
Por supuesto. Para empezar hay muchísimas parejas que quieren recibirlos. Los embriones sobrantes están ya adjudicados, son un bien muy preciado. Y luego está la línea de investigación básica en la que se son utilizados para desarrollar técnicas que mejoren el propio cultivo. Para que incidan directamente en parejas con problemas de esterilidad. De esto se habla mucho menos porque tiene menos impacto social.
Si es posible que a través de la piel se creen células con la capacidad de reprogramarse y volver a una fase embrionaria, ¿cuánto tardaría en tener un uso clínico?
Eso nunca se puede calcular. Ojalá que la terapia de la medicina regenerativa fuera algo para mañana, pero no hay que crear falsas expectativas a los pacientes que están esperando una solución con ella. El día que sea de uso clínico estaremos ante un avance equiparable al descubrimiento de los antibióticos.
¿Y esta noticia puede generar esas falsas expectativas?
Es importante que se de a conocer, que la gente sepa por dónde van los avances, pero hay que ir con mucha cautela e informarse bien. Desde que se considera que una línea de estudio de investigación básica puede dar el salto, a ser una práctica clínica pasa tiempo. Además, hay que ver cómo se desarrolla esto porque todas las investigaciones sobre células madre están en un "a ver que sucede", falta todavía.
¿Existe peligro de desinformación en este caso?
El titular no es que se pueda obtener "células madre sin embriones". Porque células madre también tenemos en la médula ósea, en la sangre o en el cordón umbilical. En muchos sitios. Lo que pasa es que no tienen tantas posibilidades de reprogramarse. La noticia sería que se ha descubierto la posibilidad de crear células madre embrionarias sin la necesidad de utilizar embriones, que es muy diferente.
¿Qué riesgos podría tener este descubrimiento?
Hay que ver cómo se desarrolla. Lo importante es el gen que han descubierto, que es vehiculado con un virus. Pero hay que tomarlo con mucha prudencia. Aún queda averiguar si a través de este método se pueden generar células seguras porque puedes fabricar tejidos que te curen de una cosa pero que te enfermen de otra, como sería la aparición de tumores...
Pero el que un ser humano pueda convertirse en medicamento de sí mismo es un sueño cada vez más real.
Sí, qué mejor que poderte curar con tu propio cuerpo. No existirían problemas de rechazo y sobraría material. Sería maravilloso.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Obtienen cartílago y tejido óseo a partir de células madre

4 de diciembre de 2007NUEVA YORK (Reuters Health) - Ingenieros en biomedicina de la Johns Hopkins University crearon cartílago y tejido óseo a partir de células derivadas de células madre embrionarias humanas cultivadas en "andamios", pequeñas plataformas 3 D fabricadas con biomateriales.
Los expertos utilizaron el nuevo tejido con éxito en ratones para curar defectos en el cráneo y reparar las articulaciones en las rodillas. El equipo presentó el trabajo el domingo en la 47 reunión anual de American Society of Cell Biology, en la ciudad de Washington.
La doctora Jennifer Elisseeff explicó a Reuters Health que los andamios fabricados con distintos biomateriales permitieron inducir a las llamadas "células mesenquimales precursoras" derivadas de células madres embrionarias en cualquiera de los dos mecanismos orgánicos de formación ósea. Un mecanismo fabrica hueso del cráneo, la mandíbula y la clavícula, mientras que el otro produce los huesos "largos" y gatilla la formación de cartílago, que luego la mineralización transforma en hueso.
"Al manipular el andamio, podemos hacer que las células embrionarias fabriquen hueso a través de cualquiera de los dos mecanismos de producción ósea que normalmente ocurren en las personas", destacó Elisseeff.
"Pero lo más importante es que demostramos que los cartílagos y los huesos se reparan a través de esas células embrionarias en modelos animales de implantes/cirugías clínicamente grandes, como los huesos del cráneo o los cartílagos en las articulaciones de la rodilla", agregó.
"Dada las escasas fuentes de células disponibles para la regeneración de cartílago y huesos, nuestros resultados demuestran la viabilidad del uso de las células madres embrionarias como última fuente celular para las aplicaciones de ingeniería de tejido músculo esquelético", concluyen los autores

lunes, 3 de diciembre de 2007

Un equipo de EEUU presentó ayer una tercera vía para obtener células madre a partir de genitales masculinos


Un equipo de EEUU presentó ayer una tercera vía para obtener células madre a partir de genitales masculinos
Sus propiedades son análogas a las embrionarias


JAVIER YANES - MADRID - 03/12/2007 08:02
El debate entre investigación con células embrionarias o con células de la piel para conseguir células troncales se complica, o se facilita, según se quiera ver. La tercera vía para la obtención de células madre se ha abierto camino a través de la polémica sobre la utilización de embriones humanos, en este terreno de investigación.
Los científicos Martin Dym y Nady Golestaneh, de la Universidad de Georgetown en Washington (EEUU), presentaron ayer, en la 47ª reunión anual de la Sociedad Americana de Biología Celular, que se celebra estos días en la capital estadounidense, los resultados que demuestran la transformación de precursores de espermatozoides extraídos de testículos humanos en células madre pluripotentes, de propiedades análogas a las células madre embrionarias.
De confirmarse la posible aplicación clínica de estas células para obtener tejidos humanos a voluntad, con vistas a su uso en medicina regenerativa, se evitaría la polémica utilización de embriones humanos, así como los riesgos asociados a la segunda vía abierta hasta la fecha, conocida hace sólo dos semanas, la que emplea células de la piel. En este último caso, el inconveniente para su uso terapéutico es que requiere el uso de vectores virales inaplicables en terapia.
El pasado año, investigadores de la Universidad alemana de Göttingen lograron la reprogramación de precursoresextraídos de testículos de ratón adulto. Esta técnica abría la puerta a la posibilidad de disponer de una fuente de células madre alternativa a la línea embrionaria.
Hace dos meses, científicos del Weill Cornell Medical College (EEUU) lograron, por su parte, rastrear específicamente la población celular de interés entre todas las células presentes en el órgano sexual del ratón.Y ahora, con la colaboración del consorcio regional de trasplantes de Washington, el trabajo dirigido por Dym ha consistido en extraer células germinales de testículos humanos -recolectados de donantes fallecidos- y sembrarlas, tras un paso de digestión enzimática, en placas de cultivo celular.
Células pluripotentes
Entre estas células se encuentran las llamadas células madre de espermatogonias (SSC, por sus siglas en inglés), presentes en los testículos desde el nacimiento hasta la muerte. Estas células pueden dividirse para generar otras SSC, o bien diferenciarse para formar espermatozoides. Según los investigadores, estas células inmortales se consideraban hasta ahora unipotentes, es decir, con capacidad progenitora dirigida estrictamente a la producción de esperma.
Dym y sus colaboradores han aplicado las técnicas empleadas en ratones a testículos humanos. Una vez cultivadas en un medio especial para células madre, las SSC formaron colonias similares a las embrionarias, tanto por su patrón de crecimiento, como por la expresión de genes tales como Oct3/4 y Nanog, típicos de las células embrionarias.
A continuación los científicos sometieron estas células a una técnica de cultivo llamada de gota colgante, que impide la adhesión de las células a la placa y les permite en cambio agregarse entre sí para formar cuerpos embrionarios, estructuras que imitan la diferenciación hacia diversos tipos de tejidos adultos.
Consultado hace unos días por Público, Dym prefirió no revelar más detalles sobre los experimentos de diferenciación realizados, ya que, según precisó, su trabajo se encuentra sometido a revisión para su publicación en una de las dos principales revistas científicas internacionales, Nature o Science.
Directamente del testículo
Las SSC no pueden obtenerse del esperma, sino que han de extraerse directamente del testículo. Aunque los experimentos efectuados por Dym y su equipo han hecho uso de testículos enteros de cadáveres, la línea a seguir en el futuro será el empleo de muestras procedentes de biopsias.
El trasplante autólogo de tejidos regenerados por este sistema sólo sería posible en hombres, pero el análisis de muestras de parientes cercanos facilitaría la búsqueda de donantes compatibles para las mujeres.