Dice que las embrionarias consiguen crear músculo cardiaco, cuando sólo las adultas tienen éxitos terapéuticos en corazones infartados; no aclara que el desarrollo de tumores lo provocan las embrionarias
No es la primera vez que el diario EL PAÍS tergiversa una información sobre temas de vida y bioética. A primeros de septiembre, una ginecóloga les acusaba de manipular la información respecto al aborto. Ahora, EL PAÍS se confunde y confunde a sus lectores al mezclar las ventajas o inconvenientes de las células madre adultas y embrionarias.
En una información publicada el pasado jueves, 1 de noviembre, el periódico aseguraba que las embrionarias han logrado crear células de músculo cardiaco, sin especificar, de ser cierto, qué estudio y en qué publicación de prestigio se hacen eco de ese logro.
Hasta ahora, sólo la utilización de células madre adultas ha conseguido éxitos terapéuticos en ese campo, habiendo regenerado ya bastantes corazones infartados. La Clínica Universitaria de Navarra, pionera en ese tipo de intervenciones, puede dar fe de esos éxitos.
EL PAÍS también informa en ese artículo sobre el peligro de trabajar con células madre para regenerar tejidos u órganos, ya que “existe el peligro de que el paciente desarrolle un tumor”, pero se le ‘olvida’ decir que esa es una peculiaridad de las células madre embrionarias y no de las adultas, que no han provocado ese efecto secundario en los pacientes intervenidos hasta ahora.
La información de EL PAÍS se refiere al debate El futuro del recambio de órganos, organizado por el Aula EL PAÍS y la Dirección de Promoción de la Cultura Científica del Instituto de Cultura de Barcelona y que se celebró el pasado 30 de octubre.
En ese debate se habló de las posibilidades que ofrece la investigación con células madre en la ingeniería de tejidos y otras posibilidades de terapias. A las preguntas que se plantearon ofrecieron su respuesta Ana Veiga, directora del Banco de Líneas Celulares del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona (CMRB) y Blanca Miranda, directora de la Transplant Services Foundation del Hospital Clínico de Barcelona.
Lo que se oculta
“Para Ana Veiga, que forma parte del equipo que lidera Juan Carlos Izpisúa en el CMRB y que ha logrado crear células de músculo cardiaco a partir de células madre embrionarias, ‘es importante no crear falsas expectativas’. El camino es largo”, dice EL PAÍS en su información.
Sin embargo, aún suponiendo que esa información fuera cierta, no ofrece ningún dato que indique en qué estudio o publicación científica basa su afirmación de que el CMRB ha creado células de músculo cardiaco a partir de células embrionarias.
Cabe recordar que el mismo Izpisúa admitía hace un par de años el fracaso de las células embrionarias: “implantar ese tipo de células en un enfermo le puede provocar cáncer” porque “no sabemos como actúan una vez introducidas en el cuerpo humano [...] pueden proliferar de forma descontrolada y provocar tumores”.
Desde entonces, los estudios con células madre adultas han evolucionado positivamente y han obtenido algunos resultados terapéuticos esperanzadores, pero nada se sabe sobre la posibilidad de que las embrionarias hayan salvado los dos grandes problemas a los que se enfrentan: la posibilidad de acabar convirtiéndose en un tumor y el rechazo inmunológico que pueden provocar.
“Hay que averiguar ‘cómo se dividen, cómo se transforman en un determinado tipo de célula y cómo se organizan para crear un órgano o tejido’. Y superar algunos problemas, porque las células madre tienen características comunes con las células cancerígenas y, por lo tanto, existe el peligro de que el paciente desarrolle un tumor”, reconoce también en su información EL PAÍS.
¿Para qué la clonación terapéutica?
En otro apartado de su información, el diario se refiere a la intervención de Blanca Miranda, quien “destacó que las células madre de cordón umbilical de terceros ya son la fuente principal para los trasplantes de médula ósea”.
A pesar de ello, “durante el debate, Veiga apuntó otra línea de investigación que abre nuevas posibilidades terapéuticas, la clonación por transferencia nuclear de células de la misma persona”, dice el diario, que se refiere a la llamada clonación terapéutica.
“Estas técnicas permitirán obtener células compatibles para un paciente y que no causen rechazo inmunológico”, aseguró en el debate la experta del CMRB, según EL PAÍS. Cuando se logre, continúa el diario, “ya no tendrá ningún sentido guardar el cordón umbilical propio”, concluyó Veiga.
Ante este planteamiento, cabe preguntarse qué necesidad hay de insistir en la clonación terapéutica, que sigue generando problemas éticos, cuando las células de cordón umbilical ya dan respuesta a las necesidades planteadas.
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