jueves, 31 de enero de 2008

El estado de la cuestión, según un experto bioético


Se publica en La verdad de Murcia este artículo de opinión. Juan Masiá es un experto en bioética. Desea -como todos, por otra parte- que la ciencia y la ética vayan de la mano y, por eso, aplaude lo que para él es la vía media emprendida por el episcopado japonés. Critica los extremismos que estarían representados por los investigadores que buscan sólo el lucro sin tener en cuenta ningún obstáculo moral así como por la posición ultraconservadora de Bush, del Vaticano y de la Conferencia espiscopal española. Aprueba, en definitiva la investigación en células madre embrionarias. Pues bien, con todo el respeto, me parece que no es honesto poner en el mismo saco a Bush y a Benedicto XVI haciendo que las críticas al primero se vean dirigidas también al segundo. Puede ser cierto que las reservas del presidente americano hacia la investigación celular estén motivadas por intereses ideológicos e incluso pseudoreligiosos, puesto que no tiene esas mismas reservas para llevar a término una defensa de la vida en otros sectores de la cultura y de la legislación.

En cambio, quienes defienden la dignidad del embrión no están llevados ni por intereses lucrativos (nada ganan con esa afirmación) ni por prejuicios ideológicos (no defienden al embrión para atacar a Zapatero). Si la investigación con células embrionarias puede realizarse sin la utilización de embriones, bienvenida sea esa investigación. Pero estamos ante una condición sine qua non. Es de esperar que los expertos en bioética pongan claridad (no hay un concepto más claro que la dignidad de la persona: el sujeto que no puede ser nunca tratado como objeto) en vez de enturbiar más las aguas. Porque en río revuelto ganancia de pescadores. Y en este caso los pescadores son quienes se lucran con la vida de los más indefensos e inocentes.

El nerviosismo prendió en los laboratorios de la Universidad de Kyoto el pasado 20 de noviembre. «Se avecina un Nobel», decían rumores. El equipo del Dr. Shinya Yamanaka reprograma células humanas adultas de la piel, para obtener «células madre pluripotentes», capaces de desarrollar diversos tejidos.

Las células madre son unas células primitivas capaces de convertirse en hasta 220 tipos diferentes de células del cuerpo humano. La perspectiva de aplicaciones, en medicina regenerativa o en trasplantes, son aliciente de estas investigaciones. La promesa de la medicina regenerativa no es la de una terapia de modelo prefabricado, sino a medida, Intereses competitivos y terapéuticos desbordan el correo en el Instituto de Medicina fronteriza.

Dos muestras al azar, entre más de doscientos e-mail, dicen: «¿Cuánto tardará la comercialización? ¿Se curará mi madre?»

Hay ya de antemano escándalo ético entre quienes se oponen al uso y destrucción de preembriones no implantados. Al día siguiente de la noticia se hacían eco de ella Wall Street Journal y el Osservatore Romano. Bush y el Vaticano coinciden en alabar el proyecto de trabajar con células adultas. Como diría Unamuno: ¿Contra quién va esa alabanza?». Presume Bush de coincidir con el Vaticano al rechazar la investigación con células embrionarias para proteger el comienzo de la vida. Pero ¿tiene credibilidad en la defensa de la vida el responsable de la destrucción de tantas vidas inocentes en Afganistán e Irak?

El uso electoral de la ideología político-religioso es un tema delicado también en España. Habrá que estar sobre aviso en tiermpo de elecciones...

Según los pioneros japoneses, obtuvieron células madre a partir de células de piel, evitando la originación de tumores. Quienes hasta ayer se oponían a estas investigaciones se alegran por eludir el uso de células embrionarias. Pero, como dice el mismo Dr. Yamanaka (aconsejo ver cuál es la verdadera opinión de este científico, clicando aquí), se abrió esta nueva posibilidad justamente gracias al estudio de células embrionarias: «Nos queda mucho por aprender. Estudiando las células madre embrionarias, empezamos a descubrir algunos genes necesarios para que células adultas corrientes actúen como si fueran células madre embrionarias». Sin caer en los extremismos de condenar a ultranza o de vender la piel del oso antes de cazarlo, hay que avanzar con prudencia en investigación y en ética. El rechazo de la investigación con células embrionarias y el excesivo entusiasmo por el éxito incierto con células adultas son sospechosos cuando provienen de motivaciones interesadas, latentes en algunas ideologías político-religiosas. En España estas investigaciones suscitan optimismo en el Ministerio de Sanidad y pesimismo en el portavoz de la Conferencia episcopal. Prefiero la vía media de los obispos japoneses que dijeron: «Que ciencia y ética, de la mano, sigan estudiando y avanzando».Juan Masiá Clavel es jesuita y experto mundial en Bioética.

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