sábado, 15 de diciembre de 2007

Entrevista a Pablo Argibay

Pablo Argibay es médico, investigador, dirige el instituto de Ciencias Básicas y Medicina Experimental del Hospital Italiano de Buenos Aires, fue el primero en hacer trasnplantes de páncreas y duodeno en Argentina y ahora también trabaja con células madre. Escribió un libro claro y conciso sobre todas estas cosas: para que lo entendamos todos.



¿A qué se dedica el Instituto de Ciencias Básicas y Medicina Experimental que usted dirige en el Hospital Italiano?

Este es un instituto que resuelve problemas que generan los médicos prácticos. Por más básica que sea la investigación que se hace acá, el objetivo final es siempre que sirva a la medicina humana. Prácticamente avanzamos en seis líneas de investigación en células madre. Trabajamos con células madre embrionarias y con células madre adultas de médula ósea o de cordón umbilical. Siempre a nivel experimental, en ningún caso todavía aplicado a un ser humano, sino exclusivamente con ratones o con cultivos. Lo que más nos interesa es conocer los mecanismos por los cuales una célula X se puede transformar en una célula capaz de reemplazar un tejido dañado. En mi caso particular me interesa generar neuronas.

En su libro dice: "Por el momento no comprendemos bien los mecanismos que hacen que una célula madre embrionaria se transforme en otra célula. En numerosas ocasiones en el laboratorio esto se controla, pero también es cierto que el potencial de estas células de originar tumores es alto" ¿por qué se generan tumores?

En el medio fisiológico normal, que es un útero, hay un montón de señales que vienen de la madre, del ambiente y un programa genético que determinan el desarrollo que un embrión tiene que seguir. Si todo va bien, esos embriones van a terminar siendo una persona. Esas sustancias que intervienen en ese medio natural son miles y miles. Cuando queremos reproducir ese proceso en el laboratorio, al no conocer todas esas señales que normalmente están en el útero de la madre, tenemos una información parcial. Esa información parcial a veces nos ayuda y podemos lograr la célula que queremos, pero muchas veces se produce un tumor (llamado teratoma = tumor monstruoso) que también se da en los seres humanos: nace un niñito con una deformación en la cual aparecen hueso, neuronas, pelos, un montón de tumores que fueron células embrionarias que no siguieron el programa normal y que, enloquecidas, empezaron a producir todos los tejidos. Esto es lo que muchas veces pasa cuando uno le pone una célula embrionaria a un animal adulto. Por eso es que el paso hasta llegar a usar estas terapias en seres humanos requiere muchísima investigación para conocer este fenómeno.

¿Cuáles son las oportunidades que tiene la Argentina de avanzar en este tipo de investigaciones?

La Argentina es un país, y esta es una opinión tremendamente personal, muy peculiar. Si bien en algunas tecnologías y terapias ha sido muy de punta, Argentina siempre parece oscilar entre la libertad total: grupos que pueden ofrecer la cura de cualquier cosa en programas de televisión de tardes enteras o, el otro extremo, entidades gubernamentales que pasan años hasta aprobar un proyecto: nos piden más de lo que pediría el país más desarrollado del mundo. Siempre oscilamos entre dejar a la gente hacer cualquier cosa o poner trabas tremendas con las que cuesta mucho desarrollar algo. Creo que eso es porque se traen políticas de otros lugares y la Argentina es un país con un contexto muy especial. Buenos Aires tiene, en algunos lugares, índices de mortalidad infantil equivalentes a los mejores del mundo, pero hay otros lugares del país con índices peores que los peores lugares del mundo. Entonces hay que fijarse muy bien y no copiar recetas de otros países que acá no van a servir nunca.

¿Debemos esperar mejores y más confiables avances de otros campos de la medicina que de la Medicina Regenerativa?

Sin lugar a dudas. Hay campos de la cirugía muy prácticos que están avanzando de forma revolucionaria. Todo lo que tenga que ver con tecnología médica, física, ingeniería, electrónica: en esos campos las variables son bastante más simples de manejar y avanzan con un potencial tremendo. Es el caso de los órganos artificiales, la visión artificial... Un terreno que avanza siempre mucho más rápido que el de la curación es el del diagnóstico. En muy poco tiempo vamos a tener métodos diagnósticos que nos van a permitir conocer si una persona va a tener una enfermedad con muchísimos años de anticipación. Es impresionante lo que se ha hecho en los últimos diez años.

Resulta inquietante que exista información genética disponible en bancos de células y la que resulte de nuevos métodos diagnósticos ¿cómo se resguarda?

Este terreno no puede avanzar si no se tiene una bioética tremendamente moderna. Hoy es claro que no le podemos sacar una célula a un paciente y estudiar los genes si no le informamos a ese paciente específicamente qué gen se va a estudiar. Y después hay que destruir la muestra, de ninguna manera se le puede pedir a una persona que nos de un tejido para seguir estudiándolo a futuro. Esa es la primer condición y la segunda, fundamental, es que esa información sea absolutamente confidencial. No se le podría entregar a una compañía de seguros la información acerca de las probabilidades que tiene una persona de padecer una enfermedad. Pero no sólo por los problemas éticos, sino por una cuestión metodológica: la información que tienen los genes siempre es probabilística. Podemos decir que una persona tiene un riesgo del 90 por ciento de padecer una enfermedad, pero siempre le queda el 10 por ciento. Mientras la biología siga sin ser determinista, y parece que no lo es, brindar ese tipo de información es muy difícil y desde todo punto de vista es falto de ética regalar, vender o comprar ese tipo de información. Habrá que hacer nueva legislación. En algunos lugares del mundo ya está muy avanzada.

¿Se suele confundir la ingeniería de tejidos con la medicina regenerativa?

Es la confusión más común, aún entre los profesionales. La ingeniería de tejidos busca hacer crecer células en un soporte, en un esqueleto. y consigue sus máximos desarrollos en la piel. La Medicina Regenerativa es la que tiene que ver con las células madre directamente: es tratar que el cuerpo, inyectándole células madre o estimulando sus propias células madre, regenere un tejido que tiene dañado. Desde el punto de vista técnico está mucho más avanzada la ingeniería de tejidos que la medicina regenerativa.

Se acaba de crear la Comisión Asesora en Terapias Celulares y Medicina Reproductiva de la que ud forma parte, ¿en qué está trabajando?

Esta es una comisión que no es normativa ni tiene poder policial. Lo que hace esta comisión es escuchar a quienes vienen a pedir información, brindar la evidencia científica disponible, asesorar a entidades como el INCUCAI o el ANMAT acerca de lo que se sabe de células. La idea es brindar información para que este tema no se maneje de manera oscura.

Hoy están prohibidas las terapias con células madre, las ofertas de tomar sangre de cordón y guardarla ¿son terapias potenciales?

Hay varias cuestiones: muchos de esos bancos de células madre de cordón ofrecen seguros biológicos que no están seguros de que puedan dar. No se le puede decir a una madre, que es vulnerable porque está por tener un bebé, que cuando su hijo sea grande va a poder tratar una enfermedad como el Alzheimer, porque hoy no hay ni siquiera el más mínimo vestigio de idea de que se pueda llegar a hacer eso. Tampoco es una práctica que se pueda prohibir porque en realidad es un material que después de cada parto se tira a la basura. Pero se va a tener que empezar a legislar la oferta errónea de información acerca de las células de cordón. No se le puede ofrecer a una madre "un seguro biológico para su hijo". Las células madre de cordón umbilical no son un seguro biológico porque en biología no hay seguros.

¿Si tuviera un hijo hoy Ud. conservaría las células ya sea en banco privado o en uno público?

Si tuviese un hijo hoy seguramente lo que haría sería donarlo a un banco público. El banco del Garrahan funciona bastante bien y dejaría mi sangre de cordón allí porque sé que si tuviera un hijo que necesitara células de cordón, ese banco me las conseguiría. Me parece que ese tipo de donación, la donación altruista, es la mejor. También entiendo a la persona que con un criterio más personalista la quiera guardar para sí mismo, no estoy en contra de esa idea, de la idea que estoy en contra es la de ofrecer fantasías a padres que son tremendamente vulnerables, porque no hay madre en el mundo a la que si le dicen que puede llegar a haber una posibilidad en un millón de usar esas células, no las guarde. Lo que no se puede hacer es mentirles.

2 comentarios:

Miguel dijo...

ME HA PARECIDO UNA BUENA ENTREVISTA, BIEN ORGANIZADA Y CON BUENOS CONTENIDOS

Paco dijo...

Si como dice el entrevistado las células madre embrionarias causan malformaciones tanto en niñitos como en adultos ¿por qué seguir en esa línea?
De la misma manera que opina que no se debe hacer creer a las madres que las células del cordón umbilical sean "un seguro biológico para su hijo" tampoco se debe presentar a las células madre embrionarias como lo que no son. Lo que sí está demostrado, según él, es que de las embrionarias ha provocado malformaciones, yo por mi parte no conozco que eso ocurra con el material obtenido del cordón, aunque he de decir que mis conocimientos en este sentido son más que limitados...